lunes, 2 de diciembre de 2013

Segundo Premio-Violencia de género

Día 1 de noviembre del 1992. 

Empiezo a tener pensamientos, a mover mis diminutas manos, empiezo 
a sentir, y ahora mismo lo que siento no me gusta. Siento dolor, 
tristeza, furia. Todo al mismo tiempo. Puedo oírle, sentirle, pero 
no hablarle. Me gustaría decirle que se está pasando, que así no 
se demuestra el amor, que la está machacando, pero no puedo, así 
que vuelvo a sentir, pero esta vez impotencia, y no me gusta. 

Día 1 de noviembre de 2011 

Son las 7.30 de la mañana, otro día más, el mismo desayuno, la 
misma ducha, las mismas clases… Las mismas discusiones. La 
situación no mejora, es más empeora. 
Él hace años le susurraba al oído te quiero, la decía que por ella 
haría lo que fuese, la daría todo lo que pidiese y ella da su vida 
por él, siempre se lo ha dado todo, incluso lo que no tenia. 
¿Y el qué le da a cambio ahora? Le da una vida de amargura, 
sufrimiento e inseguridad, una vida de intranquilidad cada vez que 
suena una puerta, una vida cerrada, sin contacto con el exterior, 
una vida calurosa, lo más parecido al infierno. Y es que un día se 
acostó con el príncipe azul, y se levanto con un sapo. Y sin darse 
cuenta ella, paso de princesa a cenicienta, y confundió el dolor 
con el sentir. Yo nunca dije nada, por miedo a que la situación 
empeorase, pero me di cuenta de que no me hacia falta meterme, 
para que fuese a peor, así que me decidí a hablar, a preguntarle 
por qué a ella sí y a las demás no, en concreto por qué a mi no, si 
las dos somos familia suya. Y su contestación fue un silencio 
ensordecedor, un silencio capaz de matar, pero acabó hablando, 
aunque tampoco fue mucha cosa. 
-Calla, solo eres una niña, no tienes ni idea. 
Se levanto furioso, cogió un par de cosas y se marchó. 
Nuestra casa volvió a la tranquilidad, mi madre seguía con el 
mismo miedo de que un día sonara la puerta y fuese él. 
Pasaron 2, 5, 8, 12 días… seguíamos sin saber nada de él, y por un 
momento empecé a preocuparme, le llamé, sin que ella supiese nada, 
y no dio señales de vida. Le busqué y no hubo forma, por lo tanto, 
esperé a que el solo apareciera. 
 Pasado un mes de mi búsqueda una noche oí la puerta, y con un 
escalofrió me levanté. 
Permanecí tumbada, esperando algún ruido más, pero no escuché 
nada. Cerré los ojos, e intente dormir, pero escuché un grito 
aterrador, por lo que mis ojos se abrieron inmediatamente y mis 
piernas no dudaron en echar a correr. Llegué a la habitación, mis 
piernas pararon en seco, mi cerebro empezó a producir mil 
emociones diferentes, y al final, tristeza, odio, rencor y sobre 
todo ganas de salir corriendo, pero mi cuerpo no respondía al 
verla allí tirada, desangrándose, y sentí impotencia, culpabilidad 
por no haber podido pararle. Salí corriendo de la casa, sin rumbo 
fijo, no sabia a donde ir, a quien llamar, estaba bloqueada, se me 
escapaban las lagrimas una detrás de otra. Finalmente me paré en 
un portal, llame a la policía y casi sin poder hablar les conté lo 
ocurrido. 

Día 5 de marzo de 2012. 

Ya son 4 meses sin ella, 4 meses duros, fríos y sin sentido, 4 
meses casi sin salir de casa, sin verle el sentido a la vida. A él 
se lo llevaron, está entre rejas, donde tendría que haber estado 
hace mucho tiempo, pero ella tuvo miedo, y yo no la culpo. 
Me dejaron la casa y todas sus cosas. Intenté vivir allí, pero me 
fue imposible, por lo que vendí la casa y ahora tengo un pequeño 
apartamento. 

Día 9 de marzo del 2012. 

Me levanto, desayuno, me ducho, me visto y salgo de casa. Empezó a 
andar, y cada vez me dan más ganas de darme la vuelta pero vuelvo 
a andar, llego, me registran hasta el más mínimo recoveco de mi 
cuerpo y finalmente de dejan hablar con el. Le miro, se me escapan 
las lágrimas y los pelos se me ponen de punta, no sé que decirle, 
me gustaría decirle que es escoria, que me gustaría verle muerto, 
pero no soy capaz. Agacho la mirada y le oigo hablar, decir que 
esta arrepentido, que ha perdido lo que más quería por miedo. Sin 
decir nada me levanto y me voy, ahí le dejo, que pase los años 
solo, como se merece, porque ni por miedo, ni por rencor, ni por 
celos, debes maltratar a nadie, y menos a la persona que por ti ha 
dado la vida en todo momento. 

"Y es que el amor, no es la ostia, el amor, no duele"


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