Día 1 de noviembre del 1992.
Empiezo a tener pensamientos, a mover mis diminutas manos, empiezo
a sentir, y ahora mismo lo que siento no me gusta. Siento dolor,
tristeza, furia. Todo al mismo tiempo. Puedo oírle, sentirle, pero
no hablarle. Me gustaría decirle que se está pasando, que así no
se demuestra el amor, que la está machacando, pero no puedo, así
que vuelvo a sentir, pero esta vez impotencia, y no me gusta.
Día 1 de noviembre de 2011
Son las 7.30 de la mañana, otro día más, el mismo desayuno, la
misma ducha, las mismas clases… Las mismas discusiones. La
situación no mejora, es más empeora.
Él hace años le susurraba al oído te quiero, la decía que por ella
haría lo que fuese, la daría todo lo que pidiese y ella da su vida
por él, siempre se lo ha dado todo, incluso lo que no tenia.
¿Y el qué le da a cambio ahora? Le da una vida de amargura,
sufrimiento e inseguridad, una vida de intranquilidad cada vez que
suena una puerta, una vida cerrada, sin contacto con el exterior,
una vida calurosa, lo más parecido al infierno. Y es que un día se
acostó con el príncipe azul, y se levanto con un sapo. Y sin darse
cuenta ella, paso de princesa a cenicienta, y confundió el dolor
con el sentir. Yo nunca dije nada, por miedo a que la situación
empeorase, pero me di cuenta de que no me hacia falta meterme,
para que fuese a peor, así que me decidí a hablar, a preguntarle
por qué a ella sí y a las demás no, en concreto por qué a mi no, si
las dos somos familia suya. Y su contestación fue un silencio
ensordecedor, un silencio capaz de matar, pero acabó hablando,
aunque tampoco fue mucha cosa.
-Calla, solo eres una niña, no tienes ni idea.
Se levanto furioso, cogió un par de cosas y se marchó.
Nuestra casa volvió a la tranquilidad, mi madre seguía con el
mismo miedo de que un día sonara la puerta y fuese él.
Pasaron 2, 5, 8, 12 días… seguíamos sin saber nada de él, y por un
momento empecé a preocuparme, le llamé, sin que ella supiese nada,
y no dio señales de vida. Le busqué y no hubo forma, por lo tanto,
esperé a que el solo apareciera.
Pasado un mes de mi búsqueda una noche oí la puerta, y con un
escalofrió me levanté.
Permanecí tumbada, esperando algún ruido más, pero no escuché
nada. Cerré los ojos, e intente dormir, pero escuché un grito
aterrador, por lo que mis ojos se abrieron inmediatamente y mis
piernas no dudaron en echar a correr. Llegué a la habitación, mis
piernas pararon en seco, mi cerebro empezó a producir mil
emociones diferentes, y al final, tristeza, odio, rencor y sobre
todo ganas de salir corriendo, pero mi cuerpo no respondía al
verla allí tirada, desangrándose, y sentí impotencia, culpabilidad
por no haber podido pararle. Salí corriendo de la casa, sin rumbo
fijo, no sabia a donde ir, a quien llamar, estaba bloqueada, se me
escapaban las lagrimas una detrás de otra. Finalmente me paré en
un portal, llame a la policía y casi sin poder hablar les conté lo
ocurrido.
Día 5 de marzo de 2012.
Ya son 4 meses sin ella, 4 meses duros, fríos y sin sentido, 4
meses casi sin salir de casa, sin verle el sentido a la vida. A él
se lo llevaron, está entre rejas, donde tendría que haber estado
hace mucho tiempo, pero ella tuvo miedo, y yo no la culpo.
Me dejaron la casa y todas sus cosas. Intenté vivir allí, pero me
fue imposible, por lo que vendí la casa y ahora tengo un pequeño
apartamento.
Día 9 de marzo del 2012.
Me levanto, desayuno, me ducho, me visto y salgo de casa. Empezó a
andar, y cada vez me dan más ganas de darme la vuelta pero vuelvo
a andar, llego, me registran hasta el más mínimo recoveco de mi
cuerpo y finalmente de dejan hablar con el. Le miro, se me escapan
las lágrimas y los pelos se me ponen de punta, no sé que decirle,
me gustaría decirle que es escoria, que me gustaría verle muerto,
pero no soy capaz. Agacho la mirada y le oigo hablar, decir que
esta arrepentido, que ha perdido lo que más quería por miedo. Sin
decir nada me levanto y me voy, ahí le dejo, que pase los años
solo, como se merece, porque ni por miedo, ni por rencor, ni por
celos, debes maltratar a nadie, y menos a la persona que por ti ha
dado la vida en todo momento.
"Y es que el amor, no es la ostia, el amor, no duele"
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